Un nuevo agravio (y van…) acaba de sufrir el Profesor Juan Iñigo
Carrera, y con él toda la docencia universitaria, en la malograda sesión del
Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Sociales del martes 13 de mayo de
2014. Y decimos que es un uno más porque en la figura de Iñigo se condensan
varios de nuestros problemas.
Primero, la inexplicable brutalidad del trabajo gratuito que bajo el
eufemismo del Ad-honorem maquilla, sólo retóricamente, la
condición más perversa del trabajo docente que es aquel que se hace gratis o,
como establece la voz oficial, “por el honor”. Y Juan Iñigo Carrera fue
profesor “Ad-honorem” por cinco años.
Segundo, la inestabilidad laboral que, ante la ausencia de
una carrera docente, somete a un escrutinio feroz, que pone como premio
el trabajo y la permanencia en el cargo, a aquellos que arman o forman parte de
un equipo de trabajo, postulando la competencia en forma de concurso (¿entre
iguales?) como el método para dirimir quién se queda y quién se va. Y Juan
Iñigo Carrera armó una materia y formó a muchísimos estudiantes, muchos de los
cuales son docentes y mantuvo ese trabajo por más de una década en condición
“interina”, logrando además una cohesión llamativa en su grupo de trabajo (todo
el equipo docente que viene trabajando con él lo acompaña, lo defiende y
lucha). Cuestiones todas que tienen una gran importancia pero que no tienen
lugar en las ponderaciones de las grillas que arman los jurados que en este
escenario de concursos se muestran como leyes inmodificables.
Tercero, en el mismo sentido, el imperio de un
reglamentarismo perjudicial para los docentes, seguido con
vocación de iniciado por las distintas instancias de la Facultad, que niegan
defensa alguna al escudarse en lo impoluto del concurso, de su procedimiento y
sustanciación. Y Juan Iñigo Carrera pidió una ampliación del dictamen que lo
despoja de su cargo, en la cual se responde, sólo parcialmente, a tres de los
diez planteos hechos por él… Cuarto, la indignidad de proponer discusiones
leguleyas o retóricas sobre la “supuesta” falsedad de hablar de un
despido cuando, como en este caso se “mantiene la renta”. Cuestión que
termina confesando la propia Dirección de la Carrera de Sociología al sostener
que el salario del Profesor Iñigo Carrera (y la continuidad de una de las dos
materias y de su equipo de cátedra) se mantendrá hasta su jubilación, cosa que
las cesantías (otro problema de Iñigo y nuestro ya que él también figura en el
fatídico listado de cesantes impuesto por la UBA) vienen a apurar. Vale aclarar
que este “gesto” de la Carrera de Sociología se da como consecuencia de la baja
de uno de los dos lugares que ocupa el Profesor Iñigo Carrera actualmente pero
esta resignación de un espacio no debe nombrarse despido ¿Cómo deberíamos
hacerlo?
Para terminar, la innecesaria demostración de poder del
Consejo Directivo de la Facultad que se negó a cambiar “el orden el día” de una
sesión que incluía el tratamiento del dictamen de la comisión de Concursos
sobre el concurso de Iñigo Carrera. Poniendo su discusión como un tema más a
pesar de la importante movilización de estudiantes y docentes que llenó el
estudio de televisión del subsuelo de la sede de Santiago del Estero devenido,
por decisión de las autoridades, en escenario del Consejo Directivo y del
pedido expreso de los consejeros estudiantiles de que sea ese el primer tema a
tratar. Negativa que también se hizo sobre el pedido de otorgar la palabra al
comienzo de la sesión del Consejo al profesor Iñigo Carrera y a los docentes
Pablo Rieznik y Pablo Nocera, como así también al Secretario General de la AGD
UBA, Santiago Gándara argumentando que se cedería la palabra cuando se trate
ese tema siguiendo el orden del día que lo ubicaba en el último puesto de las
cuestiones a tratar por el Consejo. Otro agravio y van…
En la figura de Iñigo Carrera se juegan y se condensan varios de los problemas
de los docentes universitarios, todas manifestaciones del trabajo precarizado
que además resultan en un deterioro de la calidad académica: el trabajo Ad-
honorem, la inexistencia de una carrera docente que evalúe el buen desempeño
garantizando la estabilidad laboral a quienes lo han tenido, y la jubilación
compulsiva, arbitraria y unilateral que impone la UBA en forma de cesantías.
Todos temas de una agenda urgente, todos temas de nuestra lucha.
AGRUPACIÓN NARANJA de AGD Sociales en UNIDAD DOCENTE
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